Melilla desde un punto muy lejano
Mi prima Lourdes, no hace mucho, me escribió un mensaje por WhatsApp:
- "Dónde estaba el bar del abuelo en Melilla?."
- Respuesta: "Ni idea."
- "Mi hija vive allí y está buscando dónde estaba el bar La Marina."
No es el bar La Marina que existe, ahora sino el que estaba bajo las escaleras en la plaza de la Marina de Pescadería que ascendían la muralla.
Qué pasó?. Pues que esta pregunta despertó mis inquietudes viajeras que han condicionado mi actitud en la vida.
Ni corto ni perezoso empecé a indagar en el callejero del Google Maps y llegué a recorrer la ciudad calle por calle a través de internet.
Aunque primero miré montones de fotos para encontrar coincidencias con una pintura de mi tío Bernabé. No di con nada que coincidiera. Opté por callejear con el Google Map el interior de la ciudadela sin resultados.
Enviaba fotos de ciertos lugares a mi prima aunque sabía que no acertaba. Una persona como yo, viajero solitario por media Europa, nunca he ido a Melilla porque mi madre no quería que fuera. Así que quedó fuera de mis objetivos.
Mi madre, era hermana menor del padre de mi prima Lourdes, me dijo que no fuera y nunca fui a Melilla. Incluso la intenté llevar en los últimos años de su vida pero se negó. Viajamos cuatrocientos mil kilómetros en coche por España, Portugal y Francia teniendo en cuenta que ella iba en silla de ruedas, pero nunca quiso volver a Melilla.
Melilla es preciosa se mire como se la mire. Y para mi madre era preciosa tal y como la recordaba.
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