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sábado, 28 de enero de 2023

Buscando un hogar para la familia Herrada

Leo que en un país donde la escala sociocomunitaria tenía un funcionamiento deficientemente con tendencia al crecimiento, las nuevas infraestructuras se vieron colapsadas.

El mercado de la vivienda se renovaba por la movilidad dejando muchas viviendas vacías a las que había que acceder con créditos de hipotecas bancarias.

Este funcionamiento defectuoso tenía los mismos efectos negativos que ahora y provocaba entre la población descontento.

El Estado franquista jugando su doble papel, mantenía un grado de desequilibrio social tolerable, interviniendo con leyes en la inversión pública, dando continuidad a la economía desarrollista que sufre España a partir de la década de los años 60.

La barriada donde buscó su hogar Bernabé Herrada tras emigrar de Almería tras la muerte de su padre Bernabé Herrada Zapata a la edad de 61 años, tengo entendido que por leucemia, fue construida por las graves inundaciones que se produjeron en el Arroyo del Cuarto en 1955 donde se concentraban 175 chabolas en las que malvivían 800 personas.

En 1958 las chabolas fueron derribadas y los vecinos fueron trasladados a la barriada que construyó García Grana, ex alcalde de Málaga.

A esta barriada llegó Bernabé en busca de un hogar para su familia tras la pérdida de su padre en Almería. 

Conoció de una señora mayor que vivía sola con la cual hizo amistad. La señora permitió el traslado de su familia, mujer e hija, a la vivienda, al fin de convencer al entonces Instituto Municipal de la Vivienda en aquellos tiempos, de ser inquilinos de la misma con plenos derechos a la muerte de la entonces propietaria de la concesión.

Con el tiempo fueron a vivir a la casa mi abuela Magdalena y mi tío Luís.

Buscando un hogar para la familia Herrada



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La emigración de los Herrada a Cataluña

Leo que en 1930 había en Cataluña unos 70.000 andaluces. En 1970 superaba el millón con los hijos ya nacidos allí. Casi la mitad del total de los andaluces que salieron de su tierra en la segunda mitad del siglo XX, unos dos millones de personas, se instalaron en Cataluña, a la que se llamó de forma exagerada "la novena provincia" de Andalucía.

Para Nicolás Herrada Ruíz como para muchos otros que tuvieron que emigrar, tener que irse de su tierra era como morirse un poco. Se dejaba atrás a la familia, los amigos, el hogar, el pueblo, el habla, la cultura, el pensamiento, el sentimiento... 

Dar un beso a la madre y subir al tren, viajar en el Tren Catalán que le llamaban y partir en busca de un futuro mejor tenía por  entonces una razón y unas connotaciones sociales como para marcharse en busca de estudios y trabajo, lo que en aquellos tiempos llamaban el porvenir, las oportunidades. 

Cataluña era en las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta, la 'tierra prometida' para miles de andaluces.
Los almerienses fueron los primeros andaluces en emigrar. La crisis de la minería y el retroceso en el sector de la uva de mesa llevó a que 40.000 almerienses emigraran, preferentemente con destino a Cataluña. Fueron los pioneros, pero no los únicos. 

En los años cuarenta Andalucía estaba sumida en la pesadilla de la posguerra y las políticas de desgaste del sistema que provocaban la pobreza y el hambre. La represión política motivó una lenta pero constante llegada de emigrantes procedentes de toda Andalucía a Cataluña. 

Ni siquiera la política sistemática de expulsión de emigrantes llevada a cabo por las autoridades franquistas en Barcelona en los años de 1950-55 consiguió deportar apenas a más de 15.000 emigrantes, muchos de ellos andaluces. Ni siquiera consiguieron detener el flujo, sino que la corriente migratoria se disparó hasta cotas nunca vividas a comienzos de los años sesenta.

La emigración de los Herrada a Cataluña



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lunes, 16 de enero de 2023

La construcción de la Ciudadela y el Faro

La primera imagen que me sobrecoge de Melilla La Vieja es el Faro enclavado en la base sobre el acantilado dentro de la Ciudadela. 

Su imagen me remonta a otros tiempos que siendo niño en Almería mi madre sacaba fotos antiguas que la entristecían y evocaban los años de su niñez en Melilla.

Declarada Conjunto Histórico – Artístico, es uno de los ejemplos en los que se puede ver la evolución de la arquitectura militar desde finales del siglo XV hasta el siglo XVIII. La Ciudadela está formada por cuatro recintos amurallados. De ellos se conservan tres en buen estado.

La primera construcción de señal luminosa marítima en Melilla se erigió en 1515, en el Torreón del Bonete lo mismo que el del Bonete Chico, que se hizo siguiendo las pautas marcadas por el Plan General de Obras, formando parte de los torreones y murallas del Primer Recinto Fortificado.

Fue cuando se levantaron las murallas del fuerte de la Ciudadela en cuyo centro se construyó una torre de forma circular y vieron necesario un faro para la navegación fuese más segura.

En el siglo XIX, el ingeniero jefe de la provincia de Cádiz, redactó el proyecto de creación de cuatro faros en la costa del norte de África cuyo trabajo definitivo lo llevó a cabo el ingeniero José Enrique Rosende tras una serie de modificaciones importantes.

A principios del siglo XX se estableció en el faro de Melilla una luz blanca con ocultaciones de dos porque el tráfico marítimo era cada vez mayor y la luz de la torre vigía no era suficiente.

En 1916 se envió a la Jefatura de Málaga los planos de un nuevo aparato con una linterna para la torre y el ingeniero Manuel Delgado fue el encargado del proyecto.

Las obras, que comenzaron el 28 de junio de 1917 provocó la demolición del antiguo faro y a principios de 1918 comenzó la instalación del aparato y su óptica dentro del nuevo edificio. La lámpara nueva era de 500 bujías de luz blanca, visible a 25 millas. 

Fue nombrado farero Pedro López que puso en funcionamiento el nuevo faro, y la óptica de la torre pertenece a la empresa fabricante de vidrio británica Chance-Brothers, la misma compañía que produjo el vidrio de las esferas del Big Ben en Londres.

Para mí todo aquello que me contaban eran leyendas que su espíritu reclamaba pero que ya se habían perdido devoradas por las circunstancias.

Mi madre era una persona que en Almería no tenía amigas. En Málaga tampoco, porque todo lo que tuvo se quedó en Melilla y las devoró el tiempo.


La construcción de la Ciudadela y el Faro
        (Mi tía Antonia Gutiérrez y mi madre Paqui Herrada en Melilla con el faro omnipresente).



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El éxodo de la juventud de Melilla

Como muchas familias melilleras y andaluzas de la época, como en las décadas por llegar, algunos miembros de la familia tuvieron que emigrar. Melilla con toda su belleza no fue nunca una ciudad de oportunidades para vivir. El éxodo estaba en marcha desde hacía tiempo. 

En los Herrada tuvo que emigrar Nicolás, segundo hijo de Bernabé Herrada y Magdalena ruíz, que según me contaron tenía talento y dotes de mecánica, por lo que fue enviado a Barcelona.

Nunca olvidaría el hombre su ciudad de natal y los altos acantilados de donde procedía. Era una persona tan emocional como mi madre, su hermana, la tercera de los hijos de la familia. 

Nicolás tuvo en Barcelona una vida dedicada a la mecánica industrial durante toda su vida. Por lo que tengo entendido según me contó, en garajes con los coches de la policía.

A finales de los años 90 que yo vivía en los Pirineos de Huesca, fuí a la boda de su hija Mónica, donde yo pensaba que irían una decena de Herradas, no más. Pero resultó que en la boda estaba media familia procedente de Melilla y otra media de Almería, que emigranron en las últimas décadas en busca de oportunidades y mejores medios de vida.

Leo que entre 1960 y 1975 se produjo la diáspora, el fenómeno demográfico más importante en la España de la época, la emigración masiva del campo a la ciudad o de una ciudad pequeña sin oportunidades a otras como Barcelona donde las oportunidades de trabajo eran enormes para construír una ciudad nueva. 

Melilla pues sufrió el despoblamiento de una parte importante de su población más joven y emprendedora que se fue por los estudios y en busca de trabajo a otros lugares de España o Europa. Las causas de la emigración  la falta de trabajo y las perspectivas de futuro. Muchos se irían yendo donde hubiera trabajo en los años y décadas venideras.

La Cataluña de los Herrada está en marcha y multiplicándose.

El éxodo de la juventud de Melilla


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Un poema para recordar las invasiones

Miedo a la invasión, crueldades insospechadas, por el mañana y la mañana, por el crepúsculo y el ocaso, la aurora de reconocer  un mal por v...